miércoles, 8 de julio de 2015

SANFERMINES 2015




Mi padre era, posiblemente, la persona más sanferminera de todo este mundo. Y lo digo sin exagerar ni nada, jajaja... En mi familia siempre hemos vivido con la anécdota de que ellos, mis padres, se casaron un 2 de julio (de 1970) y el 3 se fueron de luna de miel. 

Bueno, pues el día 6 mi padre estaba tan nostálgico, echando tanto de menos los sanfermines, las salidas con sus amigos, el rato en la corrida de toros (desde que yo recuerdo tenía abono de tendido 6, barandilla; un lujo asiático hasta para mí que no me gustan absolutamente nada los toros pero allí que me voy un día al año, para ver el ambiente y merendar en buena compañía); echaba tanto tanto de menos todo lo que se vive en Pamplona durante las fiestas de San Fermín, que mi madre que siempre ha sido una tía con las ideas claras y poco tendente a dramatizar (excepción que solo se debe hacer a si mi hermano, mis hijos o yo aparecemos en algún acontecimiento familiar con una ropa que no sea la que ella había previsto que llevaríamos. En el caso de mi hermano es fácil: camisa) se lo trajo a Pamplona de vuelta y aquí pasaron el resto de la luna de miel, entre peñas, ajoarriero y salidas nocturnas. 




Luego se marcharon en agosto a una segunda luna de miel y sus dos parejas de mejores amigos se fueron también con ellos; pero esa es otra historia...




El caso es que el lunes (6 de julio) hizo 10 años que lancé el txupinazo desde el balcón del Ayuntamiento de Pamplona. 10 años, ahí es nada... Y he pensado mucho en él estos días. Nunca en toda mi vida he visto a mi padre más orgulloso de mí que aquel día. A veces me gusta recordar los ojos con los que me miraba, como pensando que ya lo había logrado todo en la vida. Era un padre de esos que tendía a valorar lo que hacíamos bien. 




El caso es que mi padre aquel día me demostró con aquella mirada que en la vida absolutamente todo es posible y, sobre todo, que hay cosas que una tiene que vivir con la gente que quiere y que le quieren.




Este es el segundo año que pasaremos las fiestas de san Fermín sin él. Y nos acordamos, claro que nos acordamos. Yo reconozco que soy de lágrima prieta pero ayer, por ejemplo, al ir a ver pasar a la corporación y demás, al ritmo de "El asombro de Damasco" me entraron ganas de llorar, como me pasa siempre, recordando que a él se le ponían los pelos de punta con esa melodía tocada por la Pamplonesa y que a mí me pasa lo mismo y me siento un poco aldeana, y tonta y algo ridícula, pero me entran ganas de llorar de una emoción como primitiva y un poco redicha. 






Por lo demás, volvemos a vestirnos de blanco y rojo, a bailar, a brindar con amigos, a ver los fuegos artificiales y a vivir en un bucle de ajoarriero, magras con tomate y vino. Este año, además, también Iruña sale ya como si no hubiera un mañana. No. La verdad es que la chiquilla ha salido mucho más formal que lo que era su madre y se lo está pasando genial, pero participa en los eventos familiares como la primera.

Lo dicho: dejemos que los sanfermines nos sorprendan vestidos de blanco y rojo (yo odio lo de los pantalones blancos y me gustaría hacer una reclamación a los de la peña "La Veleta" que lo institucionalizaron pero creo que ya no me van a hacer mucho caso al respecto). Sabremos que la vida sabe aun mejor del 6 al 14 de julio si estás en Pamplona y nos dejaremos sorprender... Porque de eso se tratan en realidad los sanfermines: de momentos inesperados, encuentros, risas, bailes, cambios de planes que son los mejores planes, canciones, peñas pasando debajo del balcón de casa y tú sin saber si odiarles o amarles, hijos que se ponen malos y hay que llevarles a que les miren la garganta, otra ración de ajoarriero. Los ojos de Irai al ver el toro de fuego, el pánico incomprensible de Ilia a los gigantes, Iruña vestida de guiri, esas alpargatas que te volverás a poner

No os digo nada más. Disfrutad. Disfrutad que la vida va corriendo y nosotros delante, como si esto fuera uno más de los encierros, seña de identidad de estas fiestas.

¡¡¡Viva San Fermín!!! Nos vemos por la calle

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