lunes, 11 de agosto de 2014

CURIOSIDADES DEL VIAJE DE VUELTA

Y con esto termino las aventuras de nuestro viaje italiano (sobre todo porque Ilia le hizo ayer unas galletas a su tía Ana y está deseando que terminemos con la serie viajera para contarnos aquí todos los detalles de su receta).

Me he explayado, es cierto. Es que me encantan los viajes. Eso de coger los niños, el coche y carretera y manta. Tienes tiempo que compartir, maravillas por ver y siempre te pasan cosas.

Iruña suele decir que lo que no nos pase a nosotros... Sé que eso es algo que piensa tutti il mondo y, sobre todo, en la adolescencia, pero a mí me da gozada escucharla porque es una manera de hacer equipo. Ninguna anécdota como el miedete de ir en la cola del "Reptor", en Gardaland (una montaña rusa simplemente impresionante que va colgada en el aire) con un grupo de usuarios de un centro de salud mental de Lombardía. Tú intentas controlar los nervios de pensar que te vas a subir allí arriba por acompañar a Iruña y, a tu alrededor, gritos de "Santa Madonna!!!!", alaridos histéricos, saltos, llantos... Adrenalina en vena. Después les volvimos a ver en el "Espectáculo Pirata". Se sabían la obra palabra por palabra. Estaba claro que eran visitantes habituales del parque.



En el viaje de vuelta paramos en un área de servicio bastante cerca de Génova. Sorpresa. Había una zona dedicada a "Paking Ladies", con su florecita en la señal de tráfico y sus rayas rosas en el suelo. COlgué la foto en el facebook y ha habido varias teorías al respecto, pero a mí me sigue pareciendo una discriminación fea y tan tan evidente que parece de otro tiempo.



También fue muy gracioso lo de Ion. Los niños, hartos de bistrot y de comidas ordenadas, nos dijeron que querían un McDonald. El caso es que teníamos uno muy cerca del hotel y, como estábamos agotados después de varias horas de coche, mientras yo les bañaba, Ion se fue hasta allí dando un paseo. El McDonalds estaba en obras y solo tenía abierta la zona de McAuto, así que Ion se tuvo que poner entre dos coches, pedir en el poste del telefonillo automático, seguir a paso lento, como si el fuera un vehículo más, y recoger la bolsa en la ventanilla. Yo creo que si llega a cantar el pedido, su fama, por lo ridículo de la situación supera a la de Chuso Jones, ese que les gusta a mis hijas.

Y también en Tolouse, en la piscina con jacuzzi del hotel, otra situación extraña. 3 amigas. Dos de ellas con un bikini-tanga y la tercera, con ellas, vestida con un burka. Ni siquiera era un pañuelo en la cabeza, era un velo autentico, tapándole toda la cabeza, la cara a excepción de los ojos y llegándole hasta los tobillos. Era chocante, sorprendente. Y más cuando las dos amigas del bikini se metieron en el jacuzzi y empezaron a hacer posturas sexys mientras la tercera amiga les hacía fotos. Ya estábamos los 5 alucinando y haciendo debate sobre el burka, la legislación francesa al respecto, la igualdad de la mujer, etc... cuando las dos amigas empujaron a la tapada dentro de la piscina y ella empezó a flotar entre tela y más tela (por debajo llevaba leggins y camiseta en plan neopreno. Muy muy raro. 



Nos dio para hablar mucho, la verdad; pero a mí me quedó una sensación un poco agridulce. Una quemazón por dentro.

Eso si, Toulouse nos encantó. Un desayuno perfecto, una catedral majestuosa (por dentro; por fuera, excepto la torre, tampoco impresiona mucho), la calle roja en homenaje por la muerte de San Saturnino (uno de los dos patrones de Pamplona, el que está relacionado con los toros, aunque todo el mundo piense que ese es San Fermín).

También estuvimos en Mónaco. Un símbolo a la ostentación: No creo que sea un sitio al que vaya a volver. Los yates del puerto son impresionantes, los coches de lujo, escandalosos. La estética de sus habitantes, como de traficantes rusos de película americana, el palacio de la familia Grimaldi un monumento al mal gusto (Ilia lo describió como un castillo de parque acuático). Cuestas para arriba, cuestas para abajo. Sí que resultaba impresionante el edificio del casino de MonteCarlo y ese mar mediterraneo azul, inmenso... No podía dejar de imaginarme a Grace Kelly, después de rodar "Mogambo" mirando a sus subditos y pensando "¡¡¡Qué tropa!!!". Nunca he entendido el concepto de la monarquía pero aquí la idea adquiere el adjetivo de ridícula (o muy muy lucrativa).

Ya de vuelta. Bueno, no solo eso que ya pasó hace un par de semanas... Ya de vuelta al trabajo. Madrugar... Qué verbo más odioso...


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