sábado, 12 de julio de 2014

NUESTRA QUERIDA GLADYS (o Montpellier, Genova, Cremone)

Hace unos años los Reyes Magos nos regalaron un GPS al que toda la familia le cogimos muchísima manía porque se pasaba todo el día diciendo:

-Recalculando, recalculando...

Al final, se lo regalamos a Irai, que tendría dos años, para que jugara con él.

El caso es que para este viaje cruzando Francia y metiéndonos en la Italia profunda decidimos que necesitábamos urgentemente uno, a pesar de nuestras iniciales reticencias. Lo instalamos en el portal de  casa, justo al ir a coger ruta hacia Montpellier e Ilia, que siempre tiene ideas brillantes, decidió bautizarle para que le cogiéramos cariño. El caso es que desde entonces se llama Gladys.



Gladys es ya una más de la familia. Tanto, que Irai ya discute con ella.

-¡Gladys! -le dice, enfadado -no sigas repitiendo ñumiñá, ñumiñá, que te estás poniendo muy pero que muy pesada. (Irai se refiere a la manera de Gladys de pronunciar Juvignac).



La verdad es que yo no hablo francés como Rousseau pero me apaño lo suficiente como para no morirme de hambre ni de sed si me quedara a vivir una temporada por la France; pero Gladys tiene un acento verdaderamente espantoso. Tanto que todos nos morimos de la risa cuando dice el nombre de las calles por las que tenemos que pasar. El jueves nos dijo:

-Gire a la derecha y coja la 2ª salida en dirección a "profeseurdelafleuriestarmoscui". 

Irai, con ojitos brillantes, nos informó:

-Ya habéis oido que Gladys me ha dicho por fin que me quiere...

Así que, después de las carcajadas, oficialmente, Gladys es la novia de nuestro hijo pequeño. ¡Y nosotros que pensábamos que la primera que nos iba a traer compañía iba a ser Iruña!

El hotel de Montpellier (en realidad de Juvignac) fue el Golf Hotel Montpellier. Nunca habíamos ido a un hotel para golfos, así que abrir las ventanas y ver esas extensiones de hierba y de hoyos resulta de lo más relajante. Montpellier no lo conocíamos, pero tengo que decir que es mucho más que el acueducto, casas señoriales, plazoletas recónditas y, por supuesto, su espectacular arco del triunfo.




Cenamos en uno de los Bistrot que nos recomendó tripadvisor: Le Bistrot D`Alcó. Excelente. A todos nos encantó lo que elegimos. A mí mi tartar de boeuf,



pero sobre todo a Ilia le enloqueció su parmentier de canard. Sobre el fondant de chocolate en crema inglesa que me pedí, no puedo decir mucho porque Irai lo probó... y me quedé sin ni un solo trocito. Eso sí, a cambio me cedió gentilmente su helado de casis.

Luego, Gladys nos dirigió hasta Génova. Como soy un poco inculta para esas cosas, pensaba que, al ser una ciudad portuaria sería casi tan fea como Napoles, que me pareció la única ciudad fea que conozco de Italia y, además, fuimos en plena huelga de basuras, que siempre enrarece un poquillo el ambiente... 

Estaba equivocada. Génova me ha encantado. Sobre todo la plaza de la catedral de ese blanco y gris claro marmoreo de las catedrales italianas, las calles estrechas, las casas con persianas de madera verdes abatibles, las fruterías, las tiendas de antigüedades a las que nunca entraré porque una no puede comprar antigüedades si quiere ahorrar para hacer estos viajes en familia...





No os voy a hablar del hotel en el que estuvimos porque, tal vez no haya sido en el que más he acertado. Le he dicho a Ion que me parecía muy "genovés" y él me ha consolado diciéndome que a él le gustaba porque le recordaba a Askarrena, una de las casas de su pueblo cuando era niño. Bueno, vale...

Descubrimos un barrio pesquero que se llama Boccadasse. Maravilloso. Había luna llena. La puesta de sol era rosa y lila. Espectacular. Después cenamos en la pizzería Antico Borgo porque los monstruitos estaban ya ansiosos por comer pizza auténticamente italiana. Estaban riquísimas y, además, descubrimos, la Farinella, un pan típico de Génova. Y yo, por supuesto, me pedí un plato de Bresaola con rúcula y queso parmigliano y comiéndolo pensé, como siempre que ¡¡¡¡¡Adoro Italia!!!!







Hemos salido esta mañana camino a Manerba del garda. Gladys se empeñaba en llevarnos directos pero hemos parado en Cremone que, desde luego, era una opción mejor para comer que un restaurante de carretera. La intuición nos ha llevado hasta la Ostería Sant Michel; después de comer y disfrutar de una comida especiada y sabrosa (y de la copa de vino más curiosa que me he tomado en mi vida), hemos descubierto que también era uno de los lugares catalogados por Tripadvisor como "Excelente").




Yo creo que Gladys está compinchada con esa página web, pero no voy a quejarme porque, por ahora, hemos acertado.

Nuestra guía se ha puesto las pilas y ya estamos instalados en nuestra base de operaciones. Manerba di Garda. Si no lloviera, esto sería el Paraíso. Claro que siendo de Mordor (digo, de Pamplona) nos podemos quejar del tiempo que hace en el resto del mundo....


No hay comentarios:

Publicar un comentario