jueves, 22 de mayo de 2014

LA MEMORIA ES EL CAMINO

En el colegio de mi hija hacen cada año un proyecto de fin de curso y este año le ha tocado al camino de Santiago.

Ilia, que no se queda callada ni debajo del agua fue a clase el otro día y les contó a sus compañeros que un amigo suyo Ogainas ed Onimac le. 

- ¿Cómo? - preguntó su profesora.

- ¡Sí! -contestó ella orgullosa por la expectación creada -Que hizo el Camino de Santiago al revés. Y ya, como se había puesto de andar, salió de Finisterre y se fue andando hasta Jerusalem.

La foto es de la fantástica Villar López, otra Amiga de la Memoria es el Camino


Claro: todos fliparon e Ilia, que es muy curiosa, llegó a casa y me preguntó por qué se le había ocurrido a Guillermo aquella idea de bombero.

Una gran idea.

Al final, le expliqué que es "La Memoria es el Camino" y aproveché para hablarle del Alzheimer. Sé que lo aprovecho todo para resultar didáctica delante de esas pequeñas esponjas que andan por casa.

Le hablé a Ilia de un mundo inhóspito y maravilloso, del Alzheimer, ese ladrón de recuerdos. De personas que olvidan la vida y a la gente que quieren, y de cuidadores que en cambio lo recuerdan absolutamente todo. Porque, como dijo un amigo en aquellas pequeñas columnas que escribíamos mientras Guillermo andaba, "La Memoria es el Camino" fue como una enorme mancha de aceite que se extendió entre tantas personas y de tantas procedencias que aquel fue, posiblemente, uno de los mejores mensajes que pudimos recibir. Un proyecto que nos hizo aflorar recuerdos y momentos que no queremos que la enfermedad del alemán nos pueda hacer olvidar.

Para mí el mejor recuerdo será siempre el grupo de amigos de la memoria es el camino. Un grupo de personas que, sin conocerse de nada se unió para apoyar a Guillermo y para pedir a gritos una política de estado sobre el Alzheimer que haga más amable la vida de cientos de miles de personas.

Gracias a este grupo tuve el placer de conocer a Carmen, a Iñaki, a Ondi, a Beatriz, a Lolia, a Rosangela, a Alejandro, a Mribé, a Fabian, a Diana, a Josetxo, a Juan... a tanta gente estupenda que seguro que me olvido de decenas de nombres que han sido imprescindibles para que esta caminata sea un placer. 

Guillermo, hace poco propuso que, cuando seamos 6.086 amigos (porque ese es el número de kilómetros que recorrió a pie finalmente) celebremos una gran quedada en Madrid para encontrarnos.

A día de hoy somos 4.099 (lo acabo de consultar). Nos falta solamente uno para ser el número redondo de 5.000.



Seguramente os preguntaréis a qué viene esto ahora. Pues al proyecto que mis hijos están haciendo en el cole, pero también a que ayer quedé a tomar algo con Guillermo después de meses sin verle porque anda por Croacia intentando remover conciencias desde Alzheimers cafés en esas tierras. Y le vi preocupado por lo lentos que cuajan estos cambios y los derechos sociales en tiempos de crisis. Tan preocupado que quería recordarle lo mucho que ha conseguido ya por el camino y que, precisamente de eso trata esta historia: de llenar el cajón de vida, de recuerdos, de experiencias y de alguna sonrisa. 

2 comentarios:

  1. Entrada muy chula, la verdad. Pero se nota que eres de letras... je, je, je.

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  2. Jajajaja! Yes... 4.100... Un lapsus lo tiene cualquiera....

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