Los meses de mayo y junio siempre son
de esos de vértigo. De esos que cuando miras para atrás piensas: “¿Cómo he
podido sobrevivir a tantas celebraciones y eventos varios?” Si… En mayo tuvimos
primero el cumpleaños de Irai, después el de Iruña, ahora es mi cumpleaños,
celebraciones con la familia, con los amigos, las amigas, aperitivo con las
compañeras de trabajo… También es el mes de la fiesta del colegio y en junio
llega el cumpleaños de mi madre, el cumpleaños de mi hermano, nuestro
aniversario de boda (que este año lo celebraremos por todo lo alto por aquello
del número redondo), comidas y cenas de fin de curso y ya estamos plantados en
plenos sanfermines. Ufff!!
![]() |
El collage me lo ha hecho Carmen Peña Otero (de los Amigos de la Memoria es el Camino) para regalármelo en FB por mi cumpleaños |
El caso es que no sé si ha sido
pensando en la que me viene encima o porque este tiempo está completamente loco
y un día hace sol y al otro parece que estamos en medio del diluvio universal,
la última semana de mis 42 años la he pasado hecha un trapillo. Bronquitis de
caballo y regalo de unos días de caldico y quietud. La verdad es que ha sido un
placer dedicarme al sofá, a la lectura y la escritura, los hobbies que más se
me resienten en cuanto me lleno la vida de cosas.
El viernes, como tenía la sensación
de que me encontraba mejor, me fui a pedir el alta y me lancé de vuelta al
trabajo con un enorme bizcocho que me había hecho Iruña para llevar a mis
compañeras y celebrar que al día siguiente era mi cumpleaños. Ya se sabe que
por la víspera se conoce al santo. En este caso, a la santa. Tenía bastante
curro atrasado así que no me aburrí ni un segundo en toda la mañana y, después,
a la noche vinieron a cenar a casa cuatro amigos de esos de toda la vida y con
los que eres feliz solo con tenerles al lado. Cenamos cous cous y ensalada de
espinacas. Ion, hace unos años compró en una feria de artesanía una bandeja
inmensa de cerámica solo para poner nuestras ensaladas de espinacas, nueces,
queso mozzarela, pasas, champiñones, bacon a la plancha y vinagreta de miel.
Iruña, además había traído a dos
amigas y dos amigos a casa a pasar la tarde y, al final, ellos también se
quedaron a comer cous-cous, pero en este caso, como son jóvenes, me da la
sensación de que no les volvió locos, por la cantidad que sobraba en sus
platos. También me hicieron regalos. Me sentí regalada.
También es verdad que cuando se
marcharon temprano y con solo un gintonic encima de su cuerpo, estuve a punto
de matar a mi familia porque a todos se les había olvidado ya que era mi
cumpleaños. Los tres monstruillos porque se habían quedado dormidos y Ion
porque se había puesto a trabajar en el ordenador y se le había ido el santo al
cielo. Les hubiera comido, pero tomé una decisión: durante el año de los 43, no
pienso enfadarme salvo casos de fuerza mayor y, además, voy a quererme mucho mucho a mí
misma. Estos son mis dos buenos propósitos del año.
La mañana de mi cumpleaños me suelen
despertar con besos, pero Irai ha empezado a las 9 a jugar al baloncesto, así
que me he despertado con el repiqueteo del balón en la terraza. Es lo que tiene
ser madre de familia numerosa. Ion había preparado uno de sus fabulosos
desayunos y había colocado los regalos encima de la mesa: una cámara de fotos
con la que pienso comenzar desde ya un proyecto que os contaré en un par de
días y una cesta con material suficiente para preparar el mejor gintonic del
mundo. Si, del mundo sin exagerar nada: con flor de hibisco, cardamomo y demás botánicos para
aromatizar.
Después habíamos quedado con mi
madre, mi tía y mi hermano para irnos todos juntos a dar un largo paseo por el
nacedero del Urederra. Caminata de las buenas. Super, super a gusto.
Después,
comida en casa Faustina, en Baríndano. Un restaurante en el que se come como si
no hubiera un mañana. De primero: ensalada, sopa, aluvias rojas, arroz con
tropezones del mar y acelgas. De segundo: cangrejos deliciosos, manitas de
cerdo, conejo al ajillo y gorrín. De postre, flan de café con herlado de
vainilla. No, no estoy hablando de elegir. Te sacan de todo para que vayas
probando… No sé como hemos podido levantarnos después de la mesa. La verdad es
que da gozada, pero menos mal que es una cosa que se hace poco, porque si no
moriríamos por explosión.
Mi madre, Mertxe y Miguel me han dado
más regalos. Creo que este año he sido muy muy buena. Y la sorpresa ha sido
que, a los postres, Nuri, que trabaja en Casa Faustina ha venido con un trozo
de tarta de tres chocolates con 3 velas (supongo que por que son los años que
sobrepaso de los 40 o porque son las que quedaban bonitas en el trozo de
pastel) y un paquete de regalo. No entendía nada… Olga le había mandado un
regalo para mí. Para que tuviera una sorpresa de su parte a los postres. Hay
que reconocer que no se puede ser más detallista que ella. El martes lo
celebraremos mano a mano, que hace mucho tiempo que tenemos las dos la vida tan
llena que nunca encontramos un hueco para nosotras solas (y eso que vivimos
casi en la misma acera, que ya tiene delito).
Además, antes de irnos, le he contado
a mi hermano que a las 12 de la noche se terminaba el concurso de microrrelatos
de san Fermín.
−Me he presentado 2 veces, pero nada…
−¡¡Pero si está chupado ganar!! –ha dicho
con chulería.
Ha expuesto su idea y hemos empezado
a escribir como locos en el mantel de papel del mismo restaurante. Hemos salido
con algo parecido a un microrrelato (según Miguel, ganador), así que cuando he
llegado a casa (muy muy tarde) lo he reescrito a todo correr en la página web y
lo he mandado al concurso. Eran ya las 12 menos 20 de la noche, pero teniendo en cuenta que
la vez que gané el concurso de cuentos “Se busca Escritora” entré un minuto
antes de que se cerrara el plazo, pues igual es que llegar por los pelos resulta que me da suerte…. El 20 de junio, si las
previsiones de Iruña y Miguel no fallan, iremos al Condestable a recoger
nuestro premio. Por supuesto, os mantendremos informados. Por hacer, que no
quede.
Comienza un año más, estallando en
llamas que diría Walt Whitman. No pienso desperdiciar ni un solo día de los 43.
Ese es mi compromiso con esta nueva etapa de la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario